FAUNA Y FLORA Geografia Este Con sus 2.350 km de longitud y sus 350 km de anchura máxima, el Mar Rojo es un vasto embalse, cerrado al norte por los golfos de Aqaba y Suez y al sur por el estrecho de Bab-al-Mandib, de unos cien metros de profundidad. Rodeado por montañas ricas en bauxita de tonos rojos que, dícese, le valen el nombre de Mare Rostrum, presenta un ecosistema único. Nacido hace 25 millones de años de la separación del continente africano y de la península Arábica, se distingue por la actividad volcánica de sus bajos fondos, corrientes regulares, una casi ausencia de mareas, una tasa de salinidad que se eleva al 4,1 % (la media del planeta es 3,2%) y una temperatura que sólo desciende ligeramente en las mayores profundidades. Desde la Antigüedad, el Mar Rojo ha sido un eje comercial entre Oriente y Occidente: los navíos, iban cargados de cobre, objetos de alfarería, tejidos y volvían repletos de seda, especias, madera e incluso elefantes. Siglos de navegación, entrecortados por naufragios y actos de piratería, perpetuados y prolongados por la apertura del canal de Suez, en 1869. Hoy se ha convertido en un destino recomendado por todos los buceadores.
Un escuadrón de constructores: los corales Este organismo, del que se registran más de 250 especies en el Mar Rojo, de las cuales el 8% son endémicas, está formado por ramas de pólipos. Medio animal, medio vegetal, el conjunto acapara los arrecifes como un escuadrón de constructores: cuando una colonia muere, otra se adhiere de inmediato al esqueleto calcáreo de la anterior... Pero uno no debe engañarse, creciendo algunos milímetros o centímetros por año en función de la especie, hacen falta millones de años para que el coral tapice los fondos y modele el relieve. También lo encontramos en aguas costeras poco profundas, placas continentales y la orilla de islas en alta mar.
Un acuario gigante Con 1.248 especies de las cuales 17% son endémicas, el mar Rojo es un magnífico acuario y sus arrecifes, una alegría para numerosos peces: algunos se protegen de sus predadores, otros incuban y la mayoría encuentra allí sus alimentos.
Atracción fatal Formas y colores, motas y rayas, la paleta de este mundo acuático parece extenderse hasta el infinito. Pero, atención, a parte de que está prohibido tocarlos, algunos animales pueden resultar peligrosos. Así que permanezcamos con las manos cruzadas y entretengámonos flotando con delicadeza.
Especies urticantes Los cnidarios tienen en común unas células especializadas, los cnidocitos. Bajo esta extraña designación se esconden una o, más a menudo, varias puntas que destilan un veneno más o menos agresivo: a los filamentos urticantes de las medusas, hay que añadir las picaduras de anémona de mar y las quemaduras de coral de fuego, reconocible por su color pardo. Comportamiento indicado: lavar con agua de mar, aplicar vinagre y una pomada antihistamínica.
Especies venenosas Asimismo, algunos peces están provistos de neurotoxinas que garantizan picaduras dolorosas y ¡a veces mortales! Así, el aguijón de raya provoca fiebre, nauseas y espasmos, las espinas dorsales del rascacio volador, del pez piedra y del pez escorpión causan parálisis muscular, al igual que las de algunos equinodermos (erizos y estrellas de mar). En cuanto a los conos textiles, moluscos de apariencia inofensiva, su dardo puede sencillamente causar la muerte. Comportamiento indicado: sumergir toda la zona picada en agua que esté lo más caliente posible (el veneno se destruye con el calor) y dirigirse a la consulta médica más cercana.
Otras especies Otras especies poseen un equipo defensivo que no resulta menos disuasivo: el escalpelo del pez cirujano es muy cortante y la dentadura afilada de las morenas genera lesiones infecciosas. Comportamiento indicado: desinfectar cuidadosamente la herida. Si no se había puesto el recuerdo, vacúnese contra el tétanos.
Los predadores Raramente agresivos en el mar Rojo, los tiburones no dejan de ser predadores: evitemos pues bromear con los tiburones de arrecife, los punta blanca, conocidos por su curiosidad pero muy miedosos y con los tiburones nodriza que nadan rozando el fondo. La mayoría se halla en el exterior de los arrecifes, como el tiburón martillo con su divertida protuberancia, o también el tiburón leopardo, moteado como su homónimo terrestre, más raramente, el tiburón Longimanus y el tiburón ballena, auténticos colosos de los mares.
Vida submarina entorno a los pecios Los pecios constituyen un medio privilegiado para una multitud de organismos: alcionios, gorgonias, madréporas transforman así el casco oxidado más lamentable en un jardín fabuloso donde deambulan crustáceos, moluscos, peces loro, pero también morenas, rascacios voladores o peces cocodrilo. Incontestablemente, la estrella de los pecios es el mero, auténtico guardián de navíos naufragados.
Un mundo en Technicolor Para que se oriente un poco, aquí una lista de los principales habitantes del Mar Rojo.
Anémona de mar y pez payaso Una curiosa simbiosis une a los dos animales: los peces payaso, protegidos de la urticaria mediante una sustancia que segregan en permanencia, alimentan a la anémona, que a cambio los defiende de las agresiones exteriores.
Anthias (o cola de lira) De unos quince centímetros de largo, se distingue por su mancha anaranjada (los ojos de la hembra están bordeados de una sombra violácea). Avanza en bancos y colorea los arrecifes.
Pez ballesta Un cuerpo macizo tirando al castaño, ligeramente estriado, con las aletas bordeadas de oro. En período de reproducción, entre abril y junio, el pez ballesta responde al buceador que se aventure en su territorio atacando sus palmas.
Barracuda Plateado con rayas negras, este predador de cuerpo afilado posee una mordedura peligrosa. Siendo gregario de joven, se vuelve solitario al desarrollarse. Al igual que a la urraca, le atraen los objetos brillantes.
Diodon (pez erizo) Una cabeza enorme y unos ojos redondos y globulosos: el pez erizo lo tiene todo del patito feo. Mal nadador, este fanfarrón que vive principalmente de noche se defiende inflando su cuerpo como un globo, cubierto de espinas.
Labios dulces moteado Encontramos estos pacíficos peces en bancos a poca profundidad. Las líneas negras que los caracterizan al principio de su vida se van borrando con la edad.
Mero Este gran pez (hasta un metro de largo), identificable por su gesto de hacer pucheros, se encuentra en especies de colores y formas diferentes: con puntos negros, con puntos azules, cobrizo, de cola falciforme... Todas ellas poseen dos puntos en común: viven en los arrecifes, o mejor aun, en las ruinas, y nunca abandonan su agujero. Hembra de nacimiento, el Mero se vuelve macho al cabo de algunos años.
Morena gigante De entre dos y tres metros de largo, se esconde en las cavidades coralinas, pero también nada a veces en mar abierto. Nunca acercársele demasiado: la mordedura de sus dientes afilados es fuente corriente de infecciones.
Napoleón Es tan pesado -¡algunos alcanzan los 200 kg!- como simpático, y sobre todo fácilmente identificable gracias a su graciosa protuberancia frontal en forma de sombrero imperial.
Naso Este unicornio de los mares equipado con dos escalpelos a cada lado de la cola también es peligroso. Ante la más pequeña alarma, desaparece en pocos segundos.
Nudibranquia Tiene el aspecto de una babosa de colores vivos.
Pez ángel Un gracioso pez a la vez redondo y chato. Con la edad, crece volviéndose más alto que largo.
Raya de arrecife Cubierta de manchas azules, extiende sus aletas como largas alas y posee, en la base de su cola, un aguijón particularmente venenoso. Cuando no se encuentra posada sobre la arena, se desplaza literalmente planeando sobre ella.
Pez león Extremadamente gracioso con su lomo velado, el pez león sabe mantener a raya a sus atacantes, buzos incluidos. Las espinas de su aleta dorsal están unidas por una membrana e inyectan un veneno extremadamente doloroso. Este pez nocturno nada a veces sobre el lomo o se mantiene inmóvil a la espera de alguna pequeña recompensa, especialmente moluscos.
Cirujano colablanca Este pez debe su nombre a un escalpelo en la base de su cola. Es vegetariano, y solo lo utiliza en caso de agresión.
Pez estandarte Este comedor de plancton gusta de pavonearse acompañado para mostrar mejor su lomo de copete blanco.
Pez cofre Debido a su cuerpo masivo y anguloso, suele confundírsele con el diodon. Aunque suele pasearse a descubierto sin dudarlo, se trata de un solitario que se esconde a la más mínima alerta.
Pez cocodrilo Su gran cabeza plana, su ojos saltones cubiertos de párpados muy finos y su color arena hacen del pez cocodrilo uno de los reyes del camuflaje.
Pez ángel emperador Con frecuencia vive solo, se alimenta de algas y esponjas. Su librea evoluciona con la edad.
Pez mariposa Este pez ama la vida en grupo y en pareja, y su color amarillo limón ribeteado de naranja contrasta con la mancha negra que representa un ojo falso: una característica muy útil para engañar a un potencial enemigo.
Pez loro Su nombre define perfectamente a este pez cuya mandíbula se parece al pico ganchudo del pájaro. La utiliza para rascar el coral y triturar su comida. Sus colores varían según el sexo -el macho es más colorido para atraer mejor a las hembras-, y se modifican con la edad. Por la noche, se mete en las excavaciones y se rodea de un capullo.
Pez escorpión El otro artista del camuflaje: su coloración mimética le permite pasar desapercibido. Su aleta dorsal está provista de espinas conectadas a unas bolsas de veneno que utiliza para defenderse. El dolor que provocan es difícilmente soportable.
Atún Todo el mundo conoce su cuerpo plateado y potente, y su cola en forma de cruasán decorado de cortas aletas decorativas. Se mueve en cardúmenes, y su velocidad es extraordinaria.
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